La Tercera: La conciencia Emprendedora.

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La conciencia Emprendedora, en el post anterior anunciaba que escribiría sobre las cuatro dimensiones que componen el Emprendimiento Integral. La primera tiene que ver con la conciencia del emprendedor, con aquello que lo moviliza a actuar en busca de un resultado.

 El Emprendimiento Integral busca principalmente que en los sistemas que participamos comience a aparecer una conciencia integral que permita ir generando resultados, en los cuales se tenga en consideración no sólo lo personal, sino también su impacto en las relaciones que se establecen y en el sistema mismo. Así, el primer y central Emprendimiento Integral de una persona, es trabajar en su propia capacidad de actuar integralmente, de forma que los resultados de su devenir no vayan atentando contra sí mismo, su comunidad y el mundo.

Algunos ejemplos…

Cuando un ejecutivo (o varios) de La Polar decidieron repastar unilateralmente los créditos de sus clientes, no cabe duda de que buscaban (y generaron inicialmente) un gran beneficio para sí mismos. Incluso se deben haber felicitado entre ellos por lo inteligentes que fueron. Sin embargo, no fueron capaces de ver las consecuencias de sus actos, no les importó que, en esa búsqueda de mayores ganancias personales, otras personas se vieran altamente perjudicadas, ni mucho menos pudieron prever que era muy probable que con su actuar estuvieran causando un daño mayor a la sociedad: la pérdida de confianza. Acá operó la lógica “unos ganan y otros pierden”, poniendo toda la “inteligencia” al servicio de sí mismo, de sus propios intereses. Acá el emprendimiento es fuente de sufrimiento, desconfianza, rabia, caldo de cultivo para la desintegración social.

Cuando Felipe Cubillos movido por el dolor que observó en el terremoto decide declarar el desafío de levantar Chile, no estaba pensando en lo que la experiencia le iba a redituar. Por una profunda motivación personal usó sus recursos, redes y capacidad estratégica para ponerse al servicio de otros, con foco en el resultado. Su accionar movilizó a otros, generó compromiso, interés, despertó conciencia sóbrelo que estaba sucediendo e hizo que otros tomaran acción. Acá las ganancias quizás no fueron materiales para Cubillos y su grupo, sin embargo, no cabe duda de que con lo que hicieron (y siguen haciendo) sus ganancias internas fueron altísimas. Operó la lógica de “gano yo, ganas tú, ganamos todos”. El emprendimiento en este caso generó confianza, comunidad, movilización, cambió condiciones de vida.

¿Qué tienen en común?

 En ambos casos hubo una motivación (o conciencia) que los hizo tomar acción. En ambos casos buscaban un resultado. En ambos casos lograron el resultado. La gran diferencia está en el lugar interior desde el cual surgió el emprender. Y ambos son tipos de emprendimiento.

 Esto no quiere decir que todo lo que emprenda tiene que tener un foco en lo social. A veces el estado próximo de desarrollo del emprendimiento buscar la subsistencia familiar, lo que es un fin básico, legítimo y necesario. El tema, es que lo puedo hacer sin hacer daño a otros, cuidando, desde el profundo amor que implica cuidar a los míos y desde la profunda integridad de saber que en el devenir de mi emprendimiento no perjudico a nadie, es más, estoy sumando a un mayor bienestar colectivo.

 La conciencia del emprendedor es la base de sus acciones y resultados buscados.

 

¿Desde qué conciencia estoy emprendiendo?

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