“En los procesos sociales, cuando hay tensión, hay dos posibilidades de cambio como la evolución y la revolución”.
“El proceso evolutivo, que es lo que nosotros estamos propiciando, tiene que ver con ir escuchando las tensiones existentes para poder gestionarlas y llevarlas a un estadio de integración, de logro y de orden. El proceso de revolución es tener que salir a reclamar los derechos”.
“Cuando aparece la violencia del Estado, por un lado, y la violencia de algunos grupos de manifestantes, genera miedo. El miedo es la emoción más básica que tenemos. Nos arroja formas de solucionar que son más básicas”.
“Yo creo que los Estados tienen que tener la posibilidad de que los presidentes renuncien y seguir con su proceso democrático”.
“La confianza pública es el piso social para poder operar en una sociedad democrática moderna”.
“Hay una desconexión de las élites económicas y políticas de la escucha social profunda de lo que se está manifestando en el ciudadano común, cuáles son sus dolores y sus necesidades”.
“Nosotros vemos que las élites, sobre todo en Latinoamérica, donde venimos de una tradición colonial, es decir, hay una tradición oligárquica detrás”.
“Hay un riesgo de creer que lo que siente la élite es lo que el resto de la gente necesita, quiere. Creer que yo puedo pensar por el otro, saber qué es lo que quiere el otro y podemos aplicar la lógica del chorreo que es el que de arriba puede decidir por el bienestar de los demás”.
“No se escuchó esta manifestación, no se escuchó esta tensión política y social que había ahí, hasta que explotó”.
“Los desafíos centrales están en cómo concebimos una lógica social, una lógica política que logre reconocer al ciudadano como actor clave del proceso y que logre una forma de distribuir el poder para abordar desafíos más complejos”.
“Si una persona no tiene capacidad de escuchar, surgen zonas ciegas”.
“No hay capacidad de las élites de empatizar ni siquiera con la realidad y hay que hacer un ejercicio profundo de empatizar con la realidad de la mayoría”.